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February 11, 2024


Section 1 of 4

Deuteronomy 27:1-28:19

About 5.3 Minutes

Moisés y los jefes ancianos de Israel dieron al pueblo esta orden: «Cumple todos estos mandamientos que hoy te entrego. Después de cruzar el Jordán y de entrar en la tierra que el Señor tu Dios te da, levantarás unas piedras grandes, las revocarás con cal y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta ley. Esto lo harás después de cruzar el Jordán y de entrar en la tierra que el Señor tu Dios te da, tierra donde abundan la leche y la miel, tal como el Señor tu Dios se lo prometió a tus antepasados. Cuando hayas cruzado el Jordán, colocarás esas piedras sobre el monte Ebal y las cubrirás con cal, tal como te lo ordeno hoy. Edificarás allí un altar de piedra en honor al Señor tu Dios, pero no con piedras labradas con instrumentos de hierro, sino con piedras enteras, porque el altar del Señor deberá construirse con piedras del campo. Quemarás sobre él holocaustos al Señor tu Dios; ofrecerás allí sacrificios de comunión, los comerás y te regocijarás en la presencia del Señor tu Dios. Sobre las piedras de ese altar escribirás claramente todas las palabras de esta ley».

Entonces Moisés y los sacerdotes levitas dijeron a todo Israel: «¡Guarda silencio, Israel, y escucha! Hoy te has convertido en el pueblo del Señor tu Dios. 10 Obedece al Señor tu Dios y cumple los mandamientos y estatutos que hoy te mando».

11 Ese mismo día Moisés ordenó al pueblo:

12 Cuando hayan cruzado el Jordán, las siguientes tribus estarán sobre el monte Guerizín para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. 13 Sobre el monte Ebal estarán estas otras, para pronunciar las maldiciones: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

14 Los levitas tomarán la palabra y en voz alta dirán a todo el pueblo de Israel:

15 «Maldito sea quien haga una imagen, ya sea tallada en madera o fundida en metal, y la ponga en un lugar secreto. Es creación de las manos de un artífice y por lo tanto es detestable al Señor».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

16 «Maldito sea quien deshonre a su padre o a su madre».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

17 «Maldito sea quien altere los límites de la propiedad de su prójimo».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

18 «Maldito sea quien desvíe de su camino a un ciego».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

19 «Maldito sea quien viole los derechos del extranjero, del huérfano o de la viuda».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

20 «Maldito sea quien se acueste con la mujer de su padre, pues con tal acción deshonra el lecho de su padre».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

21 «Maldito sea quien tenga relaciones sexuales con un animal».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

22 «Maldito sea quien se acueste con su hermana, hija de su padre o de su madre».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

23 «Maldito sea quien se acueste con su suegra».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

24 «Maldito sea quien mate a traición a su prójimo».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

25 «Maldito sea quien acepte soborno para matar al inocente».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

26 «Maldito sea quien no practique fielmente las palabras de esta ley».

Y todo el pueblo dirá: «¡Amén!».

Si realmente escuchas al Señor tu Dios y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre:

Bendito serás en la ciudad y bendito en el campo.

Benditos serán el fruto de tu vientre, tus cosechas, las crías de tu ganado, los terneritos de tus manadas y los corderitos de tus rebaños.

Benditas serán tu canasta y tu bandeja de amasar.

Bendito serás en el hogar y bendito en el camino.

El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti por un camino y huirán de ti por siete caminos.

El Señor bendecirá tus graneros y todo el trabajo de tus manos. El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado.

El Señor te establecerá como su pueblo santo, conforme a su juramento, si cumples sus mandamientos y andas en sus caminos. 10 Todas las naciones de la tierra te temerán al reconocerte como el pueblo del Señor. 11 El Señor te concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría.

12 El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie. 13 El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te ordeno y los obedezcas con cuidado. 14 Jamás te apartes, ni a la derecha ni a la izquierda, de ninguna de las palabras que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.

15 Pero debes saber que, si no obedeces al Señor tu Dios ni cumples fielmente todos sus mandamientos y estatutos que hoy te ordeno, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:

16 Maldito serás en la ciudad y maldito en el campo.

17 Malditas serán tu canasta y tu bandeja de amasar.

18 Malditos serán el fruto de tu vientre, tus cosechas, los terneritos de tus manadas y los corderitos de tus rebaños.

19 Maldito serás en el hogar y maldito en el camino.


Section 2 of 4

Psalms 119:1-24

About 3 Minutes

Dichosos los que van por caminos intachables,
    los que andan conforme a la Ley del Señor.
Dichosos los que obedecen sus mandatos
    y de todo corazón lo buscan.
Jamás hacen nada malo,
    sino que siguen los caminos de Dios.
Tú has establecido tus preceptos,
    para que se cumplan fielmente.
¡Cuánto deseo afirmar mis caminos
    para cumplir tus estatutos!
No tendré que pasar vergüenzas
    cuando considere todos tus mandamientos.
Te alabaré con un corazón recto,
    cuando aprenda tus justas leyes.
Tus estatutos cumpliré;
    no me abandones del todo.

¿Cómo puede el joven mantener limpio su camino?
    Viviendo conforme a tu palabra.
10 Yo te busco con todo el corazón;
    no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11 En mi corazón atesoro tus dichos
    para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito seas, Señor!
    ¡Enséñame tus estatutos!
13 Con mis labios he proclamado
    todas las leyes que has promulgado.
14 Me regocijo en el camino de tus mandatos
    más que en todas las riquezas.
15 En tus preceptos medito
    y pongo mis ojos en tus sendas.
16 En tus estatutos hallo mi deleite
    y jamás olvidaré tu palabra.

17 Trata con bondad a este siervo tuyo;
    así viviré y obedeceré tu palabra.
18 Ábreme los ojos, para que contemple
    las maravillas de tu Ley.
19 En esta tierra soy un extranjero;
    no escondas de mí tus mandamientos.
20 Se consume mi alma deseando
    tus leyes en todo tiempo.
21 Tú reprendes a esos insolentes malditos
    que se desvían de tus mandamientos.
22 Aleja de mí la afrenta y el desprecio,
    pues yo cumplo tus mandatos.
23 Aun los gobernantes se confabulan contra mí,
    pero este siervo tuyo medita en tus estatutos.
24 Tus mandatos son mi regocijo;
    son también mis consejeros.


Section 3 of 4

Isaiah 54

About 4.4 Minutes

«Tú, mujer estéril, que nunca has dado a luz,
    ¡grita de alegría!
Tú, que nunca tuviste dolores de parto,
    ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!
Porque más hijos que la casada
    tendrá la desamparada»,
    dice el Señor.
«Ensancha el espacio de tu tienda
    y despliega las cortinas de tu morada.
    ¡No te limites!
Alarga tus cuerdas
    y refuerza tus estacas.
Porque a derecha y a izquierda te extenderás;
    tu descendencia desalojará naciones
    y poblará ciudades desoladas.

»No temas, porque no serás avergonzada.
    No te turbes, porque no serás humillada.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud
    y no recordarás más la deshonra de tu viudez.
Porque el que te hizo es tu esposo;
    su nombre es el Señor de los Ejércitos.
Tu Redentor es el Santo de Israel;
    ¡Dios de toda la tierra es su nombre!
El Señor te llamará
    como a esposa abandonada;
    como a mujer angustiada de espíritu,
como a esposa que se casó joven
    tan solo para ser rechazada»,
    dice tu Dios.
«Te abandoné por un instante,
    pero con profunda compasión volveré a recogerte.
Por un momento, en un arrebato de enojo,
    escondí mi rostro de ti;
pero con amor eterno
    te tendré compasión»,
    dice el Señor, tu Redentor.

«Para mí es como en los días de Noé,
    cuando juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra.
Así he jurado no enojarme más contigo
    ni volver a reprenderte.
10 Aunque cambien de lugar las montañas
    y se tambaleen las colinas,
no cambiará mi fiel amor por ti
    ni vacilará mi pacto de paz»,
    dice el Señor, que de ti se compadece.

11 «¡Mira tú, ciudad afligida, atormentada y sin consuelo!
    ¡Te afirmaré con turquesas
    y te cimentaré con zafiros!
12 Con rubíes construiré tus almenas,
    con joyas brillantes tus puertas,
    y con piedras preciosas todos tus muros.
13 El Señor instruirá a todos tus hijos
    y grande será su paz.
14 Serás establecida en justicia;
lejos de ti estará la opresión.
    Nada tendrás que temer;
el terror se apartará de ti,
    no se te acercará.
15 Si alguien te ataca, no será de mi parte;
    cualquiera que te ataque caerá ante ti.

16 »Mira, yo he creado al herrero
    que aviva las brasas del fuego
    y forja armas para sus propios fines.
Yo también he creado al destructor para que haga estragos.
17     No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti;
    toda lengua que te acuse tú la refutarás.
Esta es la herencia de los siervos del Señor,
    la justicia que de mí procede»,
    afirma el Señor.


Section 4 of 4

Matthew 2

About 2.8 Minutes

Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.

—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.

Cuando lo oyó, el rey Herodes se turbó y toda Jerusalén con él. Así que convocó a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la Ley de su pueblo para preguntarles dónde había de nacer el Cristo.

—En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta:

“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá,
    de ninguna manera eres la menor entre las principales ciudades de Judá;
porque de ti saldrá un príncipe
    que será el pastor de mi pueblo Israel”.

Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo:

—Vayan e infórmense bien de ese niño y tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.

Después de oír al rey, siguieron su camino. Sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, sintieron muchísima alegría. 11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y presentaron como regalos: oro, incienso y mirra. 12 Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

13 Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

14 Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, 15 donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».

16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó a matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios. 17 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:

18 «Se oye un grito en Ramá,
    llanto y gran lamentación.
Es Raquel que llora por sus hijos
    y no quiere ser consolada.
¡Sus hijos ya no existen!».

19 Después que murió Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto 20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, pues ya murieron los que amenazaban con quitarle la vida al niño».

21 Así que se levantó José, tomó al niño y a su madre, y regresó a la tierra de Israel. 22 Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido por Dios en sueños, se retiró al distrito de Galilea 23 y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. Con esto se cumplió lo dicho por los profetas: «Lo llamarán Nazareno».

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