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Monday

January 29, 2024


Section 1 of 4

Deuteronomy 13-14

About 5 Minutes

Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o alguien que predice a través de sueños y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice: «Vayamos a rendir culto a otros dioses», dioses que no has conocido, no prestes atención a las palabras de ese profeta o soñador. El Señor tu Dios te estará probando para saber si lo amas con todo el corazón y con toda el alma. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y aférrate a él. Condenarás a muerte a ese profeta o soñador por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto y te rescató de la tierra de esclavitud. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti, porque tal profeta habrá intentado apartarte del camino que el Señor tu Dios te mandó que siguieras.

Si tu propio hermano, o tu hijo, o tu hija, o tu esposa amada, o tu amigo íntimo, trata de engañarte y en secreto te insinúa: «Vayamos a rendir culto a otros dioses» (dioses que ni tú ni tus antepasados conocieron, dioses de pueblos cercanos o lejanos que abarcan toda la tierra), no te dejes engañar ni le hagas caso. Tampoco le tengas lástima. No te compadezcas de él, no lo encubras ni dudes en matarlo. Al contrario, sé tú el primero en alzar la mano para matarlo y que haga lo mismo todo el pueblo. 10 Apedréalo hasta que muera porque trató de apartarte del Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde eras esclavo. 11 Entonces todos en Israel oirán esto, temblarán de miedo y nadie intentará otra vez cometer semejante maldad.

12 Si de alguna de las ciudades que el Señor tu Dios te da para que las habites llega el rumor 13 de que han surgido hombres perversos que descarrían a la gente y le dicen: «Vayamos a rendir culto a otros dioses» (dioses que ustedes no han conocido), 14 entonces deberás inquirir e investigar todo con sumo cuidado. Si se comprueba que tal hecho abominable ha ocurrido en medio de ti, 15 no dudes en matar a filo de espada a todos los habitantes de esa ciudad. Destrúyelos junto con todo lo que haya en ella, incluyendo el ganado. 16 Lleva todo el botín a la plaza pública y préndele fuego a la ciudad y a todo el botín. Será una ofrenda totalmente quemada para el Señor tu Dios. La ciudad se quedará para siempre en ruinas y no volverá a ser reedificada. 17 No te apropies de nada que haya sido destinado a la destrucción. De ese modo, el Señor alejará de ti el furor de su ira, te tratará con misericordia y compasión, y hará que te multipliques, tal como se lo juró a tus antepasados. 18 Así será, siempre y cuando obedezcas todos estos mandamientos que te ordeno hoy y hagas lo recto ante el Señor tu Dios.

Eres hijo del Señor tu Dios. No te hagas cortes en la piel ni te rapes la cabeza en honor de un muerto, porque eres pueblo consagrado al Señor tu Dios. Él te eligió de entre todos los pueblos de la tierra para que fueras su propiedad exclusiva.

No comas nada que sea abominable. Los animales que podrás comer son los siguientes: el buey, la oveja, la cabra, el ciervo, la gacela, el venado, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés. Podrás comer cualquier animal rumiante que tenga la pezuña hendida y partida en dos; pero no podrás comer camello, liebre ni tejón porque, aunque rumian, no tienen la pezuña partida. Los tendrás por animales impuros.

El cerdo es también impuro porque, aunque tiene la pezuña partida, no es rumiante. No podrás comer su carne ni tocar su cadáver.

De todos los animales que viven en el agua podrás comer los que tienen aletas y escamas, 10 pero no podrás comer los que no tienen aletas ni escamas, sino que los tendrás por animales impuros.

11 Podrás comer cualquier ave que sea pura, 12 pero no podrás comer águila, quebrantahuesos, buitre negro, 13 gallinazo, ni especie alguna de milanos ni de halcones, 14 ni especie alguna de cuervos, 15 ni avestruz, lechuza o gaviota, ninguna clase de gavilán, 16 ni búho, ibis, lechuza nocturna, 17 búho del desierto, águila pescadora, cormorán 18 o cigüeña, ni especie alguna de garzas, ni abubilla ni murciélago.

19 A los insectos voladores los tendrás por impuros, así que no los comas. 20 Pero sí podrás comer cualquier animal alado que sea puro.

21 No comas nada que encuentres ya muerto. Podrás dárselo al extranjero que viva en cualquiera de tus ciudades; él sí podrá comérselo o vendérselo a un forastero. Pero tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios.

No cocines el cabrito en la leche de su madre.

22 Cada año, sin falta, apartarás la décima parte de todo lo que produzcan tus campos. 23 En la presencia del Señor tu Dios comerás la décima parte de tu trigo, tu vino nuevo y tu aceite, y de los primogénitos de tus vacas y ovejas; lo harás en el lugar que él escoja como residencia de su Nombre. Así aprenderás a temer siempre al Señor tu Dios. 24 Pero si el Señor tu Dios te ha bendecido y el lugar donde ha puesto su Nombre está demasiado distante, de modo que no puedes transportar tu diezmo hasta allá, 25 entonces lo venderás y te presentarás con el dinero en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido. 26 Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: vacas, ovejas, vino u otra bebida fermentada, y allí, en presencia del Señor tu Dios, tú y tu familia comerán y se regocijarán. 27 Pero no abandones a los levitas que vivan en tus ciudades. Recuerda que, a diferencia de ti, ellos no tienen patrimonio alguno.

28 Cada tres años reunirás los diezmos de todos tus productos de ese año y los almacenarás en tus ciudades. 29 Así los levitas que no tienen patrimonio alguno, los extranjeros, los huérfanos y las viudas que viven en tus ciudades podrán comer y quedar satisfechos. Entonces el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos.


Section 2 of 4

Psalms 99-101

About 4.4 Minutes

El Señor es rey:
    que tiemblen las naciones.
Él tiene su trono entre los querubines:
    que se estremezca la tierra.
Grande es el Señor en Sión,
    ¡excelso sobre todos los pueblos!
Sea alabado su nombre grandioso e imponente:
    ¡él es santo!

Rey poderoso que amas la justicia:
    tú has establecido la equidad
y has actuado en Jacob
    con justicia y rectitud.
¡Exalten al Señor nuestro Dios!
    ¡Póstrense ante el estrado de sus pies!
    ¡Él es santo!

Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes,
    y Samuel, entre los que invocaron su nombre.
Invocaron al Señor y él respondió;
    les habló desde la columna de nube.
Cumplieron con sus mandatos,
    con los estatutos que él les entregó.

Señor y Dios nuestro,
    tú les respondiste;
fuiste para ellos un Dios perdonador,
    aun cuando castigaste sus iniquidades.
¡Exalten al Señor nuestro Dios!
    ¡Póstrense ante su santo monte!
    ¡Santo es el Señor nuestro Dios!

¡Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra!
    ¡Adoren al Señor con regocijo!
    Preséntense ante él con cánticos de júbilo.
Reconozcan que el Señor es Dios;
    él nos hizo y somos suyos.
    Somos su pueblo, ovejas de su prado.

Entren por sus puertas con acción de gracias;
    vengan a sus atrios con himnos de alabanza.
    ¡Denle gracias, alaben su nombre!
Porque el Señor es bueno, su gran amor perdura para siempre
    y su fidelidad permanece por todas las generaciones.

Cantaré a tu gran amor y justicia:
    quiero, Señor, cantarte salmos.
Quiero triunfar en el camino de perfección:
    ¿cuándo me visitarás?

Quiero conducirme en mi propia casa
    con integridad de corazón.
No me pondré como meta
    nada en que haya perversidad.

Las acciones de gente desleal las aborrezco;
    no tendrán nada que ver conmigo.
Alejaré de mí toda intención perversa;
    no tendrá cabida en mí la maldad.

Al que en secreto calumnie a su prójimo,
    lo reduciré al silencio;
al de ojos altivos y corazón soberbio
    no lo soportaré.

Pondré mis ojos en los fieles de la tierra,
    para que habiten conmigo;
solo estarán a mi servicio
    los de conducta intachable.

Jamás habitará bajo mi techo
    nadie que practique el engaño;
jamás prevalecerá en mi presencia
    nadie que hable con falsedad.

Cada mañana reduciré al silencio
    a todos los malvados que hay en la tierra;
exterminaré de la ciudad del Señor
    a todos los malhechores.


Section 3 of 4

Isaiah 41

About 7 Minutes

«¡Callen en mi presencia, costas lejanas!
    ¡Naciones, renueven sus fuerzas!
Acérquense y hablen;
    reunámonos para juicio.

»¿Quién despertó al que viene del oriente
    y lo llamó en justicia a su servicio?
Pone a las naciones en sus manos;
    ante él los reyes se rinden.
Con su espada los vuelve polvo,
    con su arco los dispersa como paja.
Con paso firme los persigue
    por una senda que nunca antes pisó.
¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible?
    ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio?
Yo, el Señor, estoy con los primeros
    y estaré con los últimos».

Lo han visto las costas lejanas y temen;
    tiemblan los confines de la tierra.
¡Ya se acercan, ya vienen!
    Cada uno ayuda a su compañero
    y dice a su hermano: ¡Sé fuerte!
El artesano anima al joyero
    y el que aplana con el martillo
    dice al que golpea el yunque:
    «¡Es buena la soldadura!»;
luego asegura el ídolo con clavos
    para que no se tambalee.

«Pero tú, Israel, mi siervo,
    tú, Jacob, a quien he escogido,
    descendiente de Abraham, mi amigo:
Te tomé de los confines de la tierra,
    te llamé de los rincones más remotos
y te dije: “Tú eres mi siervo”.
    Yo te escogí; no te rechacé.
10 Así que no temas, porque yo estoy contigo;
    no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
    te sostendré con la diestra de mi justicia.

11 »Todos los que se enfurecen contra ti
    sin duda serán avergonzados y humillados;
los que se te oponen serán como nada,
    como si no existieran.
12 Aunque busques a tus enemigos,
    no los encontrarás.
Los que te hacen la guerra serán como nada,
    como si no existieran.
13 Porque yo soy el Señor tu Dios,
    que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice:
    “No temas, yo te ayudaré”.
14 No temas, gusano Jacob,
    pequeño Israel,
porque yo mismo te ayudaré», afirma el Señor,
    ¡el Santo de Israel, tu Redentor!
15 «Te convertiré en una trilladora
    nueva y afilada, de doble filo.
Trillarás las montañas y las harás polvo;
    convertirás en paja las colinas.
16 Las lanzarás al aire y se las llevará el viento;
    un vendaval las dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
    te gloriarás en el Santo de Israel.

17 »Los pobres y los necesitados buscan agua,
    pero no la encuentran;
    la sed les ha resecado la lengua.
Pero yo, el Señor, les responderé;
    yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
18 Haré brotar ríos en las cumbres áridas
    y manantiales entre los valles.
Transformaré el desierto en estanques de agua
    y el sequedal en manantiales.
19 Plantaré en el desierto
    cedros, acacias, mirtos y olivos;
en áridas tierras plantaré cipreses,
    junto con pinos y abetos,
20 para que la gente vea y sepa,
    considere y entienda,
que la mano del Señor ha hecho esto,
    que el Santo de Israel lo ha creado».

21 «Expongan su caso»,
    dice el Señor.
«Presenten sus pruebas»,
    demanda el Rey de Jacob.
22 «Preséntense y anuncien
    lo que ha de suceder
y cómo fueron las cosas del pasado,
    para que las consideremos
    y conozcamos su desenlace.
¡Cuéntennos lo que está por venir!
23     Digan qué nos depara el futuro;
    así sabremos que ustedes son dioses.
Hagan algo, bueno o malo,
    para verlo y llenarnos de terror.
24 ¡La verdad es que ustedes no son nada
    y aun menos que nada son sus obras!
    ¡Abominable es quien los escoge!

25 »Del norte hice venir a uno y acudió a mi llamado;
    desde el oriente invoca mi nombre.
Como alfarero que amasa arcilla con los pies,
    aplasta gobernantes como si fueran barro.
26 ¿Quién lo anunció desde el principio
    para que lo supiéramos?
¿Quién lo anunció de antemano,
    para que dijéramos: “Tenía razón”?
Nadie lo anunció ni lo proclamó;
    nadie los oyó proclamar mensaje alguno.
27 Yo fui el primero en decirle a Sión:
    “¡Mira, ya están aquí!”.
    Yo fui quien envió a Jerusalén un mensajero de buenas noticias.
28 Miro entre ellos y no hay nadie;
    no hay entre ellos quien aconseje,
    no hay quien me responda cuando pregunto.
29 ¡Todos ellos son falsos!
    Sus obras no son nada;
    sus ídolos no son más que viento y confusión.


Section 4 of 4

Revelation 11

About 2.6 Minutes

Se me dio una vara que servía para medir y se me ordenó: «Levántate y mide el templo de Dios y el altar, luego cuenta cuántos adoran allí. Pero no incluyas el atrio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, los cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días». Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que permanecen delante del Señor de la tierra. Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño. Estos testigos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva mientras estén profetizando; además, tienen poder para convertir las aguas en sangre y para azotar la tierra, cuantas veces quieran, con toda clase de plagas.

Ahora bien, cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, llamada en sentido figurado Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado su Señor. Y gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación contemplará sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirá que se les dé sepultura. 10 Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte y harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas los atormentaban.

11 Pasados los tres días y medio, entró en ellos un aliento de vida enviado por Dios; se pusieron de pie y quienes los observaban quedaron sobrecogidos de terror. 12 Entonces los dos testigos oyeron una potente voz del cielo que decía: «Suban acá». Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.

13 En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.

14 El segundo ¡ay! ya pasó, pero se acerca el tercero.

15 Tocó el séptimo ángel su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían:

«El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo,
    y él reinará por los siglos de los siglos».

16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios 17 diciendo:

«Señor Dios Todopoderoso,
    que eres y que eras,
te damos gracias porque has asumido tu gran poder
    y has comenzado a reinar.
18 Las naciones se han enfurecido;
    pero ha llegado tu ira,
el momento de juzgar a los muertos
    y de recompensar a tus siervos los profetas,
a los que creyeron en ti y a los que temen tu nombre,
    sean grandes o pequeños,
y de exterminar a los que destruyen la tierra».

19 Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.

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