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May 26, 2024


Section 1 of 4

1 Kings 8

About 8.4 Minutes

Entonces el rey Salomón mandó que los jefes de Israel, todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David. Así que, en el mes de etanim, durante la fiesta del mes séptimo, todos los israelitas se congregaron ante el rey Salomón.

Cuando llegaron todos los jefes de Israel, los sacerdotes alzaron el arca. Entonces los sacerdotes y los levitas trasladaron el arca del Señor junto con la Tienda de reunión y con todos los utensilios sagrados que había en ella. El rey Salomón y toda la asamblea de Israel reunida con él delante del arca sacrificaron ovejas y bueyes en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta.

Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor a su lugar en el santuario interior del templo, que es el Lugar Santísimo, y la pusieron bajo las alas de los querubines. Con sus alas extendidas sobre ese lugar, los querubines cubrían el arca y sus varas. Las varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santo, delante del Lugar Santísimo, aunque no desde afuera; y ahí han permanecido hasta hoy. En el arca solo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando salieron de Egipto.

10 Cuando los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo, la nube llenó el Templo del Señor. 11 Por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.

12 Entonces Salomón declaró: «Señor, tú has dicho que habitarías en la densa oscuridad de una nube, 13 pero yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre».

14 Luego se puso de frente para bendecir a toda la asamblea de Israel que estaba allí de pie 15 y dijo:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca había prometido a mi padre David cuando le dijo: 16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo en honor de mi Nombre, sino que elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel”.

17 »Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor al nombre del Señor, Dios de Israel, 18 pero el Señor le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en honor de mi Nombre. 19 Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en honor de mi Nombre”.

20 »Ahora el Señor ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel y he construido el Templo en honor al nombre del Señor, Dios de Israel. 21 Allí he fijado un lugar para el arca, en la cual está el pacto que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto».

22 A continuación, Salomón se puso frente al altar del Señor y, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos hacia el cielo 23 y dijo:

«Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. 24 Has llevado a cabo lo que dijiste a tu siervo David, mi padre, y este día has cumplido con tu mano lo que con tu boca prometiste.

25 »Ahora, Señor, Dios de Israel, cumple también la promesa que hiciste a tu siervo, mi padre David, cuando dijiste: “Si tus hijos observan una buena conducta y me siguen como tú lo has hecho, nunca te faltará un descendiente que ocupe el trono de Israel en mi presencia”. 26 Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a mi padre David, tu siervo!

27 »Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 28 Sin embargo, Señor mi Dios, atiende a la oración y a la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que hoy elevo en tu presencia. 29 ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste poner tu Nombre, para que oigas la oración que tu siervo eleva hacia ese lugar! 30 Oye la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; escucha y perdona.

31 »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar frente a tu altar, 32 óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente y vindícalo por su rectitud.

33 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para alabar tu nombre, y ora y te suplica en este templo, 34 óyelo tú desde el cielo, perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que diste a sus antepasados.

35 »Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva, si luego ellos oran hacia este lugar y alaban tu nombre y se arrepienten de su pecado, 36 óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.

37 »Cuando en el país haya hambre, plaga, peste, langostas o saltamontes en los sembrados; cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, 38 si luego algún israelita, consciente de su dolor, extiende sus manos hacia este templo, ora y te suplica, 39 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano. 40 Así todos tendrán temor de ti mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.

41 »Trata de igual manera al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, pero que atraído por tu fama ha venido de lejanas tierras. 42 (En efecto, los pueblos oirán hablar de tu gran nombre y de tus despliegues de fuerza y poder). Cuando ese extranjero venga y ore orientado hacia este templo, 43 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y concédele cualquier petición que te haga. Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu nombre y, al igual que tu pueblo Israel, tendrán temor de ti y comprenderán que este templo que he construido lleva tu Nombre.

44 »Señor, cuando saques a tu pueblo para combatir a sus enemigos, sea donde sea, si el pueblo ora a ti y dirige la mirada hacia la ciudad que has escogido, hacia el Templo que he construido en honor de tu Nombre, 45 oye tú desde el cielo su oración, su súplica y defiende su causa.

46 »Ya que no hay ser humano que no peque, si tu pueblo peca contra ti, y tú te enojas con ellos y los entregas al enemigo para que se los lleven cautivos a otro país, lejano o cercano; 47 y si en el destierro, en el país de los conquistadores, se arrepienten, se vuelven a ti y oran diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”; 48 y si en la tierra de sus enemigos que los tomaron cautivos se vuelven a ti de todo corazón y con toda el alma, y oran a ti y dirigen la mirada hacia la tierra que diste a sus antepasados, hacia la ciudad que has escogido y hacia el templo que he construido en honor de tu Nombre, 49 oye tú su oración y su súplica desde el cielo donde habitas y defiende su causa. 50 Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti; perdona todas las ofensas que te haya infligido. Haz que sus conquistadores le muestren clemencia, 51 pues Israel es tu pueblo y tu heredad; ¡tú lo sacaste de aquel horno donde se funde el hierro que es Egipto!

52 »¡Dígnate mantener atentos tus oídos a la súplica de este siervo tuyo y de tu pueblo Israel! ¡Escúchalos cada vez que te invoquen! 53 Tú los apartaste de todas las naciones del mundo para que fueran tu heredad. Así lo manifestaste por medio de tu siervo Moisés cuando tú, Señor y Dios, sacaste de Egipto a nuestros antepasados».

54 Salomón había estado ante el altar del Señor, de rodillas y con las manos extendidas hacia el cielo. Cuando terminó de orar y de hacer esta súplica al Señor, se levantó 55 y, puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel, diciendo:

56 «¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las buenas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. 57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone. 58 Que incline nuestro corazón hacia él, para que sigamos todos sus caminos y cumplamos los mandamientos, estatutos y leyes que les dio a nuestros antepasados. 59 Y que día y noche el Señor tenga presente todo lo que le he suplicado, para que defienda la causa de este siervo suyo y la de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día. 60 Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios y que no hay otro. 61 Y ahora, dedíquense de todo corazón al Señor nuestro Dios; vivan según sus estatutos y cumplan sus mandamientos, como ya lo hacen».

62 Entonces el rey, con todo Israel, ofreció sacrificios en presencia del Señor. 63 Como sacrificio de comunión, Salomón ofreció al Señor veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así fue como el rey y todos los israelitas dedicaron el Templo del Señor.

64 Aquel mismo día el rey consagró la parte central del atrio, que está frente al Templo del Señor, y allí presentó los holocaustos, las ofrendas de cereales y la grasa de los sacrificios de comunión, ya que el altar de bronce que estaba ante el Señor era pequeño y no había espacio para todos estos sacrificios y ofrendas.

65 Y así, en presencia del Señor nuestro Dios, Salomón y todo Israel celebraron la fiesta durante siete días, extendiéndola luego siete días más: catorce días de fiesta en total. A la fiesta llegó gente de todas partes, desde Lebó Jamat hasta el río de Egipto, y se formó una gran asamblea. 66 Al final, Salomón despidió al pueblo, y ellos bendijeron al rey y regresaron a sus casas, contentos y llenos de alegría por todo el bien que el Señor había hecho en favor de su siervo David y de su pueblo Israel.


Section 2 of 4

Ephesians 5

About 2.9 Minutes

Por tanto, imiten a Dios como hijos muy amados y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.

Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias. Porque pueden estar seguros de que nadie que sea inmoral o impuro o avaro —es decir, idólatra— tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos.

Porque ustedes antes eran oscuridad y ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) 10 y comprueben lo que agrada al Señor. 11 No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, 12 porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. 13 Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, 14 porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice:

«Despiértate, tú que duermes,
    levántate de entre los muertos,
    y te alumbrará Cristo».

15 Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, 16 aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. 17 Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. 18 No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. 19 Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, 20 dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.

22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él su Salvador. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.

25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, 29 pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos llegarán a ser uno solo». 32 Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo y que la esposa respete a su esposo.


Section 3 of 4

Ezekiel 38

About 2.9 Minutes

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog, de la tierra de Magog, príncipe supremo de Mésec y Tubal. Profetiza contra él y adviértele que así dice el Señor y Dios: “Yo estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Tubal. Te haré venir, te pondré garfios en las mandíbulas y te sacaré con todo tu ejército, caballos y jinetes. Todos ellos están bien armados; son una multitud enorme, con escudos y broqueles; todos ellos empuñan la espada. Con ellos están Persia, Cus y Fut, todos ellos armados con escudos y cascos. Gómer también está allí, con todas sus tropas; y desde el norte lejano, Bet Togarma, con todas sus tropas y muchos ejércitos que son tus aliados.

»”Prepárate, mantente alerta, tú y toda la multitud que está reunida a tu alrededor; ponlos bajo tu mando. Al cabo de muchos días se te encomendará una misión. Después de muchos años invadirás un país que ha sido rescatado de la espada. Ese país estuvo en ruinas durante mucho tiempo, pero ha sido reunido de entre los muchos pueblos en los montes de Israel. Ha sido sacado de entre las naciones y ahora vive confiado. Pero tú lo invadirás como un huracán. Tú, con todas tus tropas y todos tus aliados, serás como un nubarrón que cubrirá la tierra.

10 »”Así dice el Señor y Dios: En aquel día harás proyectos y maquinarás un plan perverso. 11 Dirás: ‘Invadiré un país indefenso; atacaré a gente pacífica que habita confiada en ciudades sin muros, puertas y cerrojos. 12 Lo saquearé y me llevaré el botín. Atacaré a las ciudades reconstruidas de entre las ruinas, al pueblo reunido allí de entre las naciones. Es un pueblo rico en ganado y posesiones, que se cree el centro del mundo’. 13 La gente de Sabá y Dedán, los comerciantes de Tarsis y todos sus potentados, te preguntarán: ‘¿A qué vienes? ¿A despojarnos de todo lo nuestro? ¿Para eso reuniste a tus tropas? ¿Para quitarnos la plata y el oro, y llevarte nuestros ganados y posesiones? ¿Para alzarte con un enorme botín?’ ”.

14 »Por eso, hijo de hombre, profetiza contra Gog y adviértele que así dice el Señor y Dios: “En aquel día, ¿acaso no te enterarás de que mi pueblo Israel vive confiado? 15 Vendrás desde el lejano norte, desde el lugar donde habitas, junto con otros pueblos numerosos. Todos ellos vendrán montados a caballo; serán una gran multitud, un ejército poderoso. 16 En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel y, como un nubarrón, cubrirás el país. Yo haré que tú, Gog, vengas contra mi tierra, para que las naciones me conozcan al ver que, por medio de ti, mi santidad se manifiesta ante todas ellas.

17 »”Así dice el Señor y Dios: A ti me refería yo cuando en tiempos antiguos hablé por medio de mis siervos, los profetas de Israel. En aquel tiempo, y durante años, ellos profetizaron que yo te haría venir contra los israelitas. 18 Pero el día en que Gog invada a Israel, mi ira se encenderá con furor, afirma el Señor y Dios. 19 En el ardor de mi ira, declaro que en aquel momento habrá un gran terremoto en la tierra de Israel. 20 Ante mí temblarán los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, los reptiles que se arrastran y toda la gente que hay sobre la faz de la tierra. Se derrumbarán los montes, se desplomarán las pendientes escarpadas y todos los muros se vendrán abajo. 21 En todos los montes convocaré a la guerra contra Gog y la espada de cada cual se volverá contra su prójimo, afirma el Señor y Dios. 22 Yo juzgaré a Gog con plaga y con sangre; sobre él y sobre sus tropas, lo mismo que sobre todas sus naciones aliadas, haré caer lluvias torrenciales, granizo, fuego y azufre. 23 De esta manera mostraré mi grandeza y mi santidad; me daré a conocer ante muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.


Section 4 of 4

Psalms 89

About 7.1 Minutes

Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu gran amor;
    por todas las generaciones
    proclamará mi boca tu fidelidad.
Declararé que tu gran amor permanece firme para siempre,
    que has afirmado en el cielo tu fidelidad.
Dijiste: «He hecho un pacto con mi escogido;
    le he jurado a David mi siervo:
“Estableceré tu descendencia para siempre
    y afirmaré tu trono por todas las generaciones”». Selah

Los cielos, Señor, celebran tus maravillas,
    y la asamblea de los santos proclama tu fidelidad.
¿Quién en los cielos es comparable al Señor?
    ¿Quién como él entre los seres celestiales?
Dios es muy temido en la asamblea de los santos;
    grande y portentoso sobre cuantos lo rodean.
¿Quién como tú, Señor Dios de los Ejércitos,
    rodeado de poder y de fidelidad?

Tú gobiernas sobre el mar embravecido;
    cuando se levantan las olas, tú las calmas.
10 Aplastaste a Rahab como a un cadáver;
    con tu brazo poderoso dispersaste a tus enemigos.
11 Tuyo es el cielo y tuya la tierra;
    tú fundaste el mundo y todo lo que contiene.
12 Por ti fueron creados el norte y el sur;
    el Tabor y el Hermón cantan alegres a tu nombre.
13 Tu brazo es capaz de grandes proezas;
    fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.

14 La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono,
    y tus heraldos, el amor y la verdad.
15 Dichosos los que saben aclamarte, Señor,
    y caminan a la luz de tu presencia;
16 los que todo el día se alegran en tu nombre
    y se regocijan en tu justicia.
17 Porque tú eres su gloria y su poder;
    por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza.
18 Tú, Señor, eres nuestro escudo;
    tú, Santo de Israel, eres nuestro rey.

19 Una vez hablaste en una visión
    y dijiste a tu pueblo fiel:
«Le he brindado mi ayuda a un valiente;
    al mejor hombre del pueblo he exaltado.
20 He encontrado a David, mi siervo,
    y lo he ungido con mi aceite santo.
21 Mi mano siempre lo sostendrá;
    mi brazo lo fortalecerá.
22 Ningún enemigo lo someterá a tributo;
    ningún malvado lo oprimirá.
23 Aplastaré a quienes se le enfrenten
    y derribaré a quienes lo aborrezcan.
24 La fidelidad de mi gran amor lo acompañará,
    y por mi nombre será exaltada su fuerza.
25 Le daré poder sobre el mar
    y dominio sobre los ríos.
26 Él me dirá: “Tú eres mi Padre,
    mi Dios, la Roca de mi salvación”.
27 Yo lo haré mi primogénito,
    el rey supremo de la tierra.
28 Mi gran amor por él será siempre constante,
    y mi pacto con él será estable.
29 Afirmaré su descendencia para siempre;
    su trono durará como el sol en mi presencia.

30 »Pero si sus hijos abandonan mi Ley
    y no viven conforme a mis ordenanzas,
31 si violan mis estatutos
    y no cumplen mis mandamientos,
32 con vara castigaré su iniquidad
    y con azotes, su maldad.
33 Con todo, jamás le negaré mi gran amor
    ni mi fidelidad le faltará.
34 No violaré mi pacto
    ni cambiaré mis promesas.
35 Una sola vez he jurado por mi santidad
    y no voy a mentirle a David:
36 Su descendencia vivirá por siempre;
    su trono durará como el sol en mi presencia.
37 Como la luna, fiel testigo en el cielo,
    será establecido para siempre». Selah

38 Pero tú has desechado, has rechazado a tu ungido;
    te has enfurecido contra él en gran manera.
39 Has revocado el pacto con tu siervo;
    has arrastrado por los suelos su corona.
40 Has derribado todas sus murallas
    y dejado en ruinas sus fortalezas.
41 Todos los que pasan lo saquean;
    es motivo de burla para sus vecinos.
42 Has exaltado el poder de sus adversarios
    y llenado de alegría a sus enemigos.
43 Le has quitado el filo a su espada
    y no lo has apoyado en la batalla.
44 Has puesto fin a su esplendor
    y derribaste por tierra su trono.
45 Has acortado los días de su juventud;
    lo has cubierto con un manto de vergüenza. Selah

46 ¿Hasta cuándo, Señor, te seguirás escondiendo?
    ¿Va a arder tu ira para siempre, como el fuego?
47 Recuerda cuán efímera es mi vida.
    Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?
48 ¿Habrá alguien que viva y no muera jamás
    o que pueda escapar de las garras de la muerte? Selah
49 ¿Dónde está, Señor, tu gran amor de antaño,
    que en tu fidelidad juraste a David?
50 Recuerda, Señor, que se burlan de tus siervos;
    que llevo en mi pecho los insultos de muchos pueblos.
51 Tus enemigos, Señor, nos insultan;
    a cada paso ofenden a tu ungido.

52 ¡Bendito sea el Señor por siempre!
Amén y amén.

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